Como una sombra, me perseguías.
Jugabas con mi vida, como si fuera una ruleta de la fortuna y yo la bola esperando ser encertada en el número ganador. Te reías de mí, como el azar se ríe de los perdedores.
Un ruido...¡¡shiiiii!!...¿quién es?...tú...pasa, no te esperaba tan tarde.
Y yo te lo permitía.
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